17 dic 2008

piel de oso





"Mis recuerdos son mi fuerza...
mi fuerza es mi ley...
Antiguo proverbio escita.






Antes del alba...un grito rompe el silencio, golpeando con fuerza, cada una de las chozas del adormecido poblado...un sonido metálico y un grito ahogado sobrevuelan el silencio, como pájaro de mal agüero...Atheas no había podido conciliar el sueño aquella noche en la pequeña cabaña familiar, un oscuro presagio, una sensación inexplicable, revoloteaba como un murciélago encerrado dentro de su pequeña cabeza de niño...contaba en esa época no más de cinco veranos, en los que su vida no era sino un continuo aprendizaje...aprender a sobrevivir en un mundo en el que la vida, era un dura carga que sobrellevar...Antes que nada aconteciese, ya había ocurrido en su cabeza...segundos antes, asustado, se había escurrido como ágil ratoncillo del lecho de pieles, junto a sus padres ,hacia la entrada, donde en un lateral, casi invisible, en el suelo dormía una vieja piel de oso, carcomida y ajada, tanto que su padre había intentado tirarla tantas veces...como tantas veces había regresado de forma "misteriosa" a ocupar su lugar en el lado invisible de la puerta. Al final había desistido en su afán de deshacerse del antiguo trofeo, herencia de su padre..pues había leído, en uno de sus muchos regresos,en la mirada del pequeño Atheas la solución a tan extraño enigma...ambos comprendieron que la felicidad se compone de esas pequeñas cosas...y que ésta elige los caminos más inesperados...un acuerdo tácito se selló entre ambos, y aquel viejo tesoro, curiosamente no volvió a "escaparse" de su invisible morada...Atheas sentía una extraña fascinación por aquel pellejo de su abuelo, una enigmática fuerza emanaba de aquel viejo cascarón, que muchos lustros antes había albergado en su interior a un gran oso pardo, terror de bestias y hombres a orillas del Mar Negro y bosques adyacentes...y que el abuelo de Atheas se había encontrado por casualidad...una mañana de primavera, en medio de un descampado, muerto y bien muerto...de viejo y bien viejo, medio putrefacto, desgarrado a medias por alguna desesperada alimaña, y del que sólo se habían podido salvar con dignidad, unos trozos de piel de la zona lumbar, y la cabeza y garras...que su abuelo paterno había sustraído, con destreza y no poco trabajo, y con la inestimable ayuda de un cuchillo corto...muy utilizado por los antiguas tribus escitas, duchas en el arte de despellejar y amputar todo tipo de seres vivos o muertos, pero preferiblemente vivos...Una vez en el poblado, el abuelo había obsequiado con la dignidad que semejante hallazgo se merecía, al jefe...las garras, y a los chamanes la cabeza...como muestra de agradecimiento los chamanes habían bendecido con toda clase de ritos y salmos la tripa sietemesina de la madre de Atheas...sembrando un panegírico inagotable de fuerza, carácter, crueldad , ferocidad y un largo etc...de cualidades del gran oso a la tripa del nonato... cualidades todas muy apreciadas por las tribus escitas y sus herederos, feroces e insaciables guerreros, cuya fama había llegado a la otra punta del mundo conocido, al centro del universo, a las capitales del monstruo bicéfalo...al Sacrosanto Imperio Romano...Atheas nada de esto conocía, era ajeno a todos estos trofeos que acumulaba en su corta vida...pero toda la tribu lo había mirado, desde que tenía noción de los recuerdos temporales, con una mezcla de respeto y desconfianza...por que solían eludir su pequeña presencia...lo que contribuyó sobremanera a avinagrar su ya de por sí "fuerte" carácter...Sin embargo, aquella extraña noche, ya escrita en la noche de los tiempos con letras de sangre y fuego...una poderosa fuerza movió sus pequeños pero abigarrados miembros...y sin saber el cómo ni el por qué, ni el por qué ni el cómo...se encontró sepultado bajo el olor rancio y mohoso de aquel pedazo pardusco inerte...pero de alguna manera..."muy vivo", de una esencia "de fué" y "de será"...Y la terrible escena aconteció, como el relámpago que anuncia el trueno ...el silencio dió paso a un grito, el grito al acero, el acero se alió al fuego, el fuego quemó los relinchos, los pasos sonaron como tambores de muerte, la sangre se mezcló al barro, el barro a la deseperación...y la desperación abrazó la muerte. Lenguas extrañas coreaban la escena, los legionarios se precipitaron como una cascada, arrastrando con su corriente las vidas del campamento, uno a uno los golpes arrancaron gritos, uno a uno los gritos arrancaron muerte...uno a uno los dormidos durmieron sueño...sin fin...Sólo una pequeña piel de oso avanzaba entre los cadáveres, muy lentamente, honrando cada paso con vida, cada paso con herencia, cada paso con venganza...sorteando a vivos y muertos, fijando en su pecho, cada recuerdo, como un hierro candente...poco a poco, con paciencia, con la suerto de lo que está escrito, poco a poco...muy poco a poco...hasta que la tierra lo engulló...poco a poco, hasta que fue notando las raíces, el olor a tierra mojada, a rocío mañanero...con los huesos y el alma helada, permaneció... como un embrión del que saldría un nuevo ser, en la vieja madriguera, cerca del río...mientras la rabia arraigaba como las vetas de una mina, en su joven corazón...y lloró, lloró con la intensidad de la vida ...lloró todas las noches del mundo en una noche, sin respirar, sin lágrimas...con el llanto del que jamás volverá a llorar...


Una semana más tarde...varios jinetes de una tribu bárbara de las tierras más septentrionales...hallaron en los restos de un campamento arrasado por los romanos... un niño de temprana edad, inconsciente, a medias cubierto por lo que parecía una piel de oso...la muerte aún planeaba sobre el poblado, el hedor era insoportable, las cenizas revoloteaban caprichosamente entre los restos...el cabecilla del grupo dirigió su caballo hacia el cuerpo infantil con piel de oso...con una leve sonrisa, levantó su espada, con un aire entre cruel y divertido, sus ojos brillaban de excitación...el gozo invadía cada poro de su piel...disfrutaba con la posibilidad de la sangre...una especie de lascivia insana, dibujaba una mueca de placer oscuro en su rostro...todos temían a aquel hijo del diablo...con toda su energía, se dispuso a asestar el golpe fatídico...gozaba separando cabezas y troncos...y mayor era el goce, cuanto menor era la edad...de repente un escalofrío recorrió todo su cuerpo, un dolor insoportable se adueño de todo su ser...como si la sangre que recorría con vehemencia todo su organismo, se hubiese de repente congelado, y su densidad se espesase de tal forma que las venas, arterias y demás conductos interiores fuesen a reventar con la inmediatez de la locura...el niño había abierto los ojos, unos ojos más negros que el más perfecto azabache, unos ojos tan insodables como todas las noches del mundo...las miradas se encontraron...un lenguaje invisible...de tormenta...sin palabras...sin sonidos...más antiguo que la vida...fluyó entre niño y hombre...los días y las noches se fundieron en un segundo eterno...y el despiadado guerrero, petrificado, en un estado cercano al trance bajó de su caballo,lentamente...como si cargase en sus espaldas...el peso de todo el universo... y honró a su futuro rey.....Atila.


Al otro lado del río, un pájaro subraya el horizonte con su paso alado, trazando una invisible línea entre el cielo y la tierra...el cielo de los muertos y la tierra de los vivos...
Cando era cativo, caiu nas miñas mans un pequeno tesouro...nos Cropans regalaban unha especie de tocadiscos de cartón profusamente decorado cos motivos da colección "Te hablan los grandes guerreros"...Logo en cada pasteliño viña un disco de plástico(de tódalas cores posibles), que había que facer xirar manualmente a 45r.p.m...entón dunha maxia lonxana xurdían aquelas voces potentes dos guerreiros...ufanos da súa gloria e valentía, por alí desfilaban Napoleón , Espartaco, Aníbal, Erik el Rojo, Alejandro Magno, Arturo etc...e como non ó lonxe o eco repetido dos cascos de Othar, unido a inseparable figura de Atila, mirada dura,vontade férrea, e carácter indomable...un bárbaro coas sangue milenaria das tribus nómadas da Estepa...un conquistador atroz.


"Soy Atila..." De ahí, e da fascinación que anos despois espertou en mín o pobo escita e a súa misteriosa desaparición...naceu este conto...


Anonimacrónico

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Uf!!!imaxino o neno pequeno, na pel do oso, cos ollos negros abertos, e un arrepío corre polas carnes. bravo, anonimacrónico! Con que facilidades describes ambientes, escenas, facendo que todos nos "metamos" na lectura. Gracias. Anabel Lee

Anónimo dijo...

"....Anonimocrónico da una vuelta de tuerca al género de la ficción histórica , guiándonos por un sendero oscuro donde el horror , la sangre y el destino nos trasportan ya sea al recuerdo de los Kropanes o a la salvaje región Escitha ...."

" Anonimocrónico , el Atila de las letras..."

( Umberto Eco )

Anónimo dijo...

Moi ben! estou fascinada...es meu heroe! ...a verdade é que atrapa esa pel! A descrición é fantástica e a intensidade do relato faite sentir a ansiedade do rapaz...de verdade, parabéns.Que ganas de ter esa colección de discos !

Anónimo dijo...

Unha historia, algo de historia e un interesante relato escrito coa intelixencia e habilidade dun profesional. Segue así. Gracias

Anónimo dijo...

Un 10!!