Levaba moitas horas deambulando dun a otro lugar, non sabía onde ir, que facer…non sabía que ía ser de min a partires deste momento tan inesperado pero crucial da miña vida. O que tiña claro é que nada voltaría a ser coma era antes…nesa angustiante sensación de morte que ten o cotiá, angustiante sensación que agora voto tanto en falta que surxe nas miñas entrañas unha fachendosa inquedanza que sen permiso me percorre. Non teño medo, non é iso, é a novidade que se presenta ante min coma un abismo que desexo pero ó que non sei como acoller dada a súa total e absoluta penumbra.
25 abr 2009
17 abr 2009
Unas palabras a la palabras
“Lo primero – o lo único – que el creador crea es la nada, el espacio de la creación”
J. A. Valente.
Negadlo todo. Aún cuando una luz despiadada aturda vuestros ojos heridos así de negrura; cuando sin vuestras ropas el frío entumezca la musicalidad de vuestro latido; o incluso cuando vuestra carne enrojezca golpeada por latigazos de sombra, negadlo todo; con la inocencia del agua, la sobriedad del árbol o la indiferencia de la piedra… pero negadlo todo; que gire vuestro centro describiendo en el aire un “NO” jaspeado de azules; silencio esférico; mudo vértigo del verso; hermoso remolino inmóvil en la concupiscencia del papel; que gire y sea su vibración una blanca sucesión de olas que rompen en los vientres como plumas o como serpentinas.
Si os preguntan por el fuego cuya respiración melancólica arrasó ciudades, por su centro o por su memoria; si insisten en conocer las coordenadas del párpado que apagó soles y estrellas, o descifrar el tacto del relámpago que incendió herbazales de esmeralda… nada digáis sobre ello; nada sobre el gérmen de aquella ausencia que fue el pasto de vuestra plenitud.
Pero si os preguntan por el pequeño aleteo de pájaros hinchando las velas del amanecer, por el mar, por la música, por unos ojos que esculpen latidos en el vacío… entonces hablad, llenad sus bocas del néctar de los astros, sus tímpanos de mediodía, emborrachadlos de belleza, de ternura… de Poesía.
Rosebud.
J. A. Valente.
Negadlo todo. Aún cuando una luz despiadada aturda vuestros ojos heridos así de negrura; cuando sin vuestras ropas el frío entumezca la musicalidad de vuestro latido; o incluso cuando vuestra carne enrojezca golpeada por latigazos de sombra, negadlo todo; con la inocencia del agua, la sobriedad del árbol o la indiferencia de la piedra… pero negadlo todo; que gire vuestro centro describiendo en el aire un “NO” jaspeado de azules; silencio esférico; mudo vértigo del verso; hermoso remolino inmóvil en la concupiscencia del papel; que gire y sea su vibración una blanca sucesión de olas que rompen en los vientres como plumas o como serpentinas.
Si os preguntan por el fuego cuya respiración melancólica arrasó ciudades, por su centro o por su memoria; si insisten en conocer las coordenadas del párpado que apagó soles y estrellas, o descifrar el tacto del relámpago que incendió herbazales de esmeralda… nada digáis sobre ello; nada sobre el gérmen de aquella ausencia que fue el pasto de vuestra plenitud.
Pero si os preguntan por el pequeño aleteo de pájaros hinchando las velas del amanecer, por el mar, por la música, por unos ojos que esculpen latidos en el vacío… entonces hablad, llenad sus bocas del néctar de los astros, sus tímpanos de mediodía, emborrachadlos de belleza, de ternura… de Poesía.
Rosebud.
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